Para cultivar la compasión, comienza adoptando una postura cómoda sentándote en silencio para centrarte. En esta práctica tradicional, combinarás la repetición interna de una intención con la visualización y evocación del sentimiento de compasión. Si en algún momento emergen juicios, dudas y críticas acerca de la calidad o intensidad de tu compasión, pérmitelas observarlas y o bien puedes dejarlas pasar o bien puedes integrar estos juicios y ofrecerte compasión por ello. Empieza a respirar profundamente, permitiendo que el ritmo empiece a suavizarse. Una vez que la respiración se haya hecho un poco más profunda puedes abrir tu atención hacia el cuerpo como un todo. Sintiendo con suavidad toda la experiencia del cuerpo, la vida dentro y el latir constante.
Después de un tiempo, trae a tu mente a alguien hacia quien sientas un gran aprecio y cariño. Puede ser una persona conocida, un animal o bien alguien desconocido, como por ejemplo Buda, Cristo… Quienquiera que te genere un sentimiento genuino de amor; no esperes no tener ningún juicio hacia esta persona, céntrate solo en el sentimiento de afecto y conforme vas generando sentimientos de afecto, compasión y amabilidad puedes recitar las siguientes palabras, haciendo los cambios y modificaciones que consideres de acuerdo a la verdad de tu corazón:
Que descanses en la compasión
Que tu dolor y tu pena se alivien
Que puedas estar en paz
Continúa recitando esto mientras abrazas a esa persona en tu corazón. Tras unos
minutos, toma algunas respiraciones profundas mientras permites que se desvanezca la imagen de la persona anterior. Regresa a tu respiración y cuando consideres, trae a tu mente alguna persona neutra, desconocida, que hayas podido ver hoy o ayer en la calle, el ascensor, algún vecino… y nuevamente comienza a repetir las frases anteriores:
Que descanses en la compasión
Que tu dolor y tu pena se alivien
Que puedas estar en paz
Repite el mismo proceso, de soltar la imagen anterior y traer a tu mente una nueva 1) persona con quien sientas un gran dolor. Puede ser una ex pareja, tu madre, tu padre. Alguien que te haya herido en algún momento de tu vida y seguramente tú también le hayas herido, 2) contigo mismo, 3) con las personas que te rodean más cercanas, 4) extendiendo por o poco el círculo hasta integrar a todos los seres humanos, con quienes compartimos un mismo sol, una misma tierra, un mismo agua. Todos los seres humanos nacidos y por nacer.
Recuerda que a medida que practicas, es normal que emerjan juicios y pensamientos acerca de la profundidad y realidad de tu sentimiento. Es normal que esta práctica genere algunas dificultades, no obstante, el objetivo de la misma no es centrarse en lograr un sentimiento específico sino en la intención de generarlo. Puedes incluir tu dolor, miedo o confusión como objeto de práctica.