Imagina que eres una persona anciana en tu lecho de muerte. Probablemente tendrás más arrugas en la cara, más rigidez en tus extremidades. Imagínate tu cara de la forma más realista que sea posible.
Adopta una postura cómoda y toma algunas respiraciones profundas. Dirige la atención al cuerpo y cómo se siente en esta posición, dónde el cuerpo hace contacto con la silla, el cojín, el suelo…